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El némesis de la Clase V
El mundo de los monvolúmenes tiene un espacio reservado para los vehículos que derivan de versiones industriales y que mantienen su propio encanto basado en la funcionalidad y el confort para todos sus ocupantes. Este es el caso de la Volkswagen Caravelle, una furgoneta enorme de casi 5 metros de longitud que representa la sexta generación de este tipo de vehículos en el grupo alemán y que comparte plataforma con las versiones California y Multivan, además del vehículo diseñado para fines comerciales, el Transporter.
Entre los principales rivales a los que se enfrenta a día de hoy en el mercado la Volkswagen Caravelle, por encima de todos está la Mercedes Clase V, probablemente el auténtico némesis del representante de Volkswagen, algo que también sucede a la inversa. En ese grupo, aunque con un nivel de equipamiento menos premium, también rivaliza con los Ford Tourneo Custom, Renault Trafic Combi o Opel Vivaro Combi.
Entre los principale argumentos que tiene la Caravelle respecto a sus competidores, además de contar con uno de los equipamientos funcionales más potentes de su categoría, está su comportamiento dinámico al volante. Sí, no me he vuelto loco introduciendo el término comportamiento dinámico en una furgoneta, pero es que la realidad al volante de la Caravelle es esa. Transmite mucha confianza al conductor para llevar a cabo prácticamente cualquier tipo de conducción y meterte por el terreno que se te ocurra, ya que el tarado de sus suspeniones y la agilidad de su chasis te permiten realizar menesteres tan ambiciosos.
Por otro lado, el interior es ciertamente de las cosas que menos cambian respecto a la anterior versión. Tanto la California como la Multivan cuidan más los detalles estéticos del salpicadero, molduras de las puertas, etc. Sin embargo, todo el conjunto no desmerece para nada y no hace otra que contribuir a que la comodidad sea la regla imperante tanto para el conductor como para sus acompañantes.