Pese a las apariencias, el Audi Q7 no es solamente un gran SUV de lujo. Es más bien un gran vehículo familiar, destinado a realizar largos viajes con el máximo nivel de comodidad, lujo y exclusividad. Tiene rasgos propios de los monovolúmenes, como la modularidad en las plazas traseras y el gran maletero, pero también tiene rasgos de una berlina convencional, por el extraordinario comportamiento que proporciona en carretera y su elevado confort de marcha. Y, claro está, tiene rasgos de SUV, ya que podemos circular por superficies fuera del asfalto con total seguridad y comodidad, gracias al trabajo de las suspensiones y a la electrónica, que se encarga de que todo se ajuste correctamente a las exigencias del terreno.
Claro que hablamos de un coche para familias pudientes, con un nivel económico alto que puedan permitirse los más de 65.000 euros que cuesta de base. A ello hay que añadir los extras y el precio puede dispararse. Pero es lo que tiene el lujo.