Ford ha tenido siempre en sus manos un competidor muy fuerte en la forma del Fiesta y ha sabido darle la tecnología necesaria para hacerlo un gran coche. Ahora no sólo consigue mejorar lo que era un referente en su segmento – y un coche con mucho éxito comercial – sino que ahora logra una variedad que pocas marcas tienen en el mercado del segmento B.
El Fiesta, tras cuarenta años en activo, envejece cada vez mejor y tras siete encarnaciones continúa entregando una experiencia que pocos pueden igualar en la carretera, manteniendo intacto su espíritu. Sin duda es un coche que se merece muchas recomendaciones.