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Un SUV pequeño pero amplio y un precio muy competitivo
Hasta hace dos años, SsangYong se había caracterizado por ser un fabricante de grandes SUV y todoterrenos pero, con el Tivoli, la marca coreana entró de lleno en el segmento de los pequeños crossover, donde rivaliza con modelos como el Peugeot 2008, el Dacia Duster, el Fiat 500X, el Renault Captur o el Nissan Juke. Este año, el modelo coreano ha recibido una actualización que afecta, especialmente, a su equipamiento en materia de seguridad y confort.
Con sus 4’20 metros de longitud, el Tivoli se coloca entre los más grandes de la categoría. Presenta un diseño estético novedoso que le permite diferenciarse de sus competidores. Combina unas formas sencillas y cuadradas con un toque dinámico y moderno que le confieren sus peculiares faros con luz diurna LED, unidos por una delgada parrilla, el techo plano y bajo, en color negro, la cintura ensanchada en la parte trasera y unas ópticas posteriores incrustadas casi en los laterales.
El interior es una de las virtudes de este coche. Al ser más grande que muchas de sus alternativas, ofrece una habitabilidad también mayor, especialmente, en las plazas traseras, perfectamente aprovechables, incluida la plaza central. En donde no destaca en absoluto es en la calidad de los materiales, si bien la sensación que transmite no es mala, pero el tacto de algunos botones y superficies de plástico duro es mejorable.
Bajo el capó, el más pequeño de los SsangYong se conforma con dos mecánicas, un diésel de 115 caballos y otra de gasolina con 128 caballos. Entre estas dos, la que mejor responde es la impulsada por gasóleo, ya que el motor responde muy bien a bajas vueltas y se muestra bastante elástico. El propulsor de gasolina va siempre acoplado a un cambio manual, mientras que el diésel puede ir asociado a una transmisión manual o automática de tipo convertidor de par.