Después de que terminase una primera tarde con el BMW 330e iPerformance en la que nos hemos estado conociendo, las expectativas han ido poco a poco a más y no veía el momento de que sonase el despertador para hacerme una kilometrada a sus mandos. No me esperaba que fuera un coche tan deportivo debido…
Después de que terminase una primera tarde con el BMW 330e iPerformance en la que nos hemos estado conociendo, las expectativas han ido poco a poco a más y no veía el momento de que sonase el despertador para hacerme una kilometrada a sus mandos. No me esperaba que fuera un coche tan deportivo debido a su apariencia, pero después de las sensaciones del día anterior mi percepción había cambiado completamente.
Todo preparado
Para experimentar al 100% la conducción de este híbrido es obligatorio contar con la batería cargada por completo. Esto supone un inconveniente muy grande. ¿Por qué? Pues porque la mayoría de ciudades españolas no están preparadas para la hipotética masificación de los coches eléctricos debido a una alarmante falta de enchufes. Mientras tanto, mi solución fue aparcar el coche en un parking privado para poder dejarlo conectado a la corriente durante toda la noche.
En fin. Batería cargada a tope, depósito de combustible lleno, maletero preparado y muchas ganas de hacer kilómetros con esta berlina. Por ciudad es una maravilla. He de reconocer que me encantan los coches híbridos, porque dentro de las poblaciones gastan muy poco o nada y cuando te apetece un poco de marcha te la pueden dar con su motor de combustión. Circular en eléctrico sigue siendo raro a día de hoy, ya que la gente se queda mirando porque el coche no hace ningún ruido.
0,0 l/100km en ciudad
Con las pilas hasta arriba el coche no gasta absolutamente nada si no pisas el acelerador a fondo. El motor de combustión solo se activa si demandas más potencia de la que puede entregar su motor eléctrico de 88 CV, algo que rara vez se necesita hacer dentro de la ciudad… si quieres cumplir con la ley. De esta forma es tremendamente sencillo conseguir o incluso bajar de los 1,9 l/100km que homologa su sistema de propulsión híbrido.
Además, dispone de tres modos de gestión del motor eléctrico. El primero es Auto eDrive y gestiona automáticamente el funcionamiento de los dos motores. Con este, el eléctrico solo se usa si no superas los 70 km/h. Luego está el Max eDrive, que prioriza el uso de la batería y la utiliza hasta los 120 km/h salvo si le pegas un buen pisotón al acelerador. Y por último está el Save Battery, que usa solo el motor de combustión y aumenta (mucho) el consumo de combustible.
En carretera, un buen apoyo
Generalmente, un coche híbrido en donde más luce es dentro de la ciudad o el pueblo. En la carretera necesitas toda esa potencia que he comentado anteriormente y que no puede ofrecer el motor eléctrico por sí solo. Pero hay una solución muy buena y que ayuda a mantener a raya el consumo: el propulsor eléctrico sirve de apoyo al de combustión a la hora de impulsar el vehículo, tanto en aceleraciones (como puede ser un adelantamiento o una incorporación) como a una velocidad sostenida por el control de velocidad.
En total el primer día de viaje he recorrido algo más de 550 km y el consumo medio registrado por el ordenador de a bordo, a una velocidad sostenida en autopista algo superior al límite de la vía, se quedó en 6,9 l/100km. Esto me lleva a deducir que a 120 km/h la cifra podría rondar los 6 l/100km, lo cual es una noticia estupenda si tenemos en cuenta que la potencia conjunta es de 252 CV. A un diésel de potencia similar le costaría mucho obtener este consumo.
Confort de marcha y maletero pequeño
Uno de los puntos fuertes del BMW 330e iPerformance es su comodidad a bordo. Es de esos coches en los que parece que a 120 km/h vas dando un paseo. La sensación de velocidad es mucho menor a la real. Eso sí, el apoyo en curva no acaba de convencerme, como ya comenté en la primera parte, debido a unas suspensiones con un tarado más blando de lo debido. Pero claro, esto unido a un perfil de neumático de 60 hacen que esa comodísimo.
El maletero sí que es un aspecto a mejorar. El BMW Serie 3 sedán con un único motor de combustión es de 480 litros (en las versiones de propulsión trasera y total xDrive), una capacidad suficiente para casi todo. Pero en esta versión las baterías le roban espacio y lo dejan en 370 litros, un número que incluso superan holgadamente varios de los modelos compactos actuales, como el Seat León, con 380 litros, o el enorme Honda Civic, con al menos 420 litros.
En este sentido, la plaza central trasera es casi de adorno en la parte relativa al espacio para las piernas. Está bien por anchura y altura, pero el túnel de transmisión es tan ancho y tan alto que impide que el pasajero central pueda sentarse a gusto en esa plaza.
Un buen sabor de boca
En este segundo día, en donde ya he hecho bastantes kilómetros más que en el primero, las sensaciones continúan siendo muy positivas. El BMW 330e iPerformance es un coche que corre mucho, pero que gasta muy poco. Tiene algunos puntos de mejora, como la suspensión o el espacio para el maletero, pero no me parecen tan negativos como para desestimar la compra de este vehículo.
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