Dentro del segmento de los SUV existen varias categorías y, una de las más importantes, es la de los grandes todocaminos premium, donde marcas como Audi, BMW, Mercedes, Jaguar, Volvo y Lexus mantienen, desde hace años, una dura batalla de la que se benefician los conductores, con vehículos cada vez mejores y más equipados. En…
Dentro del segmento de los SUV existen varias categorías y, una de las más importantes, es la de los grandes todocaminos premium, donde marcas como Audi, BMW, Mercedes, Jaguar, Volvo y Lexus mantienen, desde hace años, una dura batalla de la que se benefician los conductores, con vehículos cada vez mejores y más equipados. En esta comparativa, vamos a analizar a dos de ellos, con algunas diferencias pero también similitudes, el Audi Q7 de segunda generación y el Volvo XC90, renovado en 2015 y que también va por su segunda generación.
Audi Q7 vs Volvo XC90 – exterior
Estéticamente, hablamos de dos SUV que provocan un gran impacto visual, pese a no tener un diseño, en ningún caso, que se salga del canon clásico que impera en el segmento. Comenzando por el Audi, la nueva generación tiene unas líneas más suaves y casi parece un A8 pero más grande si lo miramos desde el frontal. Luce la característica parrilla de la marca alemana, con los cuatro aros bien grandes en el centro y unas ópticas completamente horizontales que, de manera opcional, pueden equipar la tecnología Matrix LED. La zaga tiene unas formas voluminosas, con un enorme portón que se abre eléctricamente y unos pilotos igualmente horizontales, también con firma luminosa LED. En el paragolpes hay elementos luminosos muy útiles cuando el maletero está abierto, ya que los pilotos están integrados en el portón.
Por su parte, el Volvo presenta un diseño moderno y actual, con unas líneas suaves y fluidas, vanguardistas y elegantes, pero conservando la esencia del primer XC90. En el frontal, destaca poderosamente la parrilla de nuevo diseño con lamas verticales en color negro, así como los nuevos grupos ópticos con una firma luminosa LED en forma de martillo, que hace referencia al Dios Thor de la mitología sueca. En los pasos de rueda luce unas protecciones pintadas en el mismo color de la carrocería. La silueta del coche junto con la elevada línea de cintura aporta una imagen de robustez considerable. La zaga conserva las formas de la anterior generación, pero con unos nuevos pilotos verticales más elegantes y unas salidas cromadas del escape que le confieren un ligero toque deportivo.
Audi Q7 vs Volvo XC90 – interior
Tanto el Audi como el Volvo ofrecen un interior con una calidad de acabados exquisita. El modelo alemán podemos definirlo como el salón de una casa por el abundante espacio que ofrece. El puesto de conducción es elevado, pero no tanto como cabría esperar en un SUV. La visibilidad es perfecta desde todos los ángulos y, cuando no es así, podemos disponer de una cámara con vista trasera, frontal, laterales y cenital que nos ayudan a realizar cualquier tipo de maniobra.
El cuadro de instrumentos puede lucir, opcionalmente, el Audi Virtual Cockpit que proyecta de forma digital toda la información del coche, como el velocímetro, el cuentavueltas, el ordenador de a bordo y funciones del sistema de infoentretenimiento, además de navegador. Todo ello, sin apartar demasiado la vista de la carretera. También el XC90 cuenta con una instrumentación digital.
El salpicadero muestra un diseño similar al de los últimos modelos de la marca que han aterrizado en el mercado. Predominio de líneas horizontales, la pantalla del sistema multimedia extraíble en el centro, a una altura elevada para la vista, y más abajo los controles del climatizador, con una pantalla que combina funciones táctiles con botonería. Entre los asientos hay una ancha consola central con la palanca del cambio, algunos botones y una superficie táctil del track pad para enviar órdenes al sistema de infoentretenimiento.
El espacio para los pasajeros es sencillamente impresionante, sensiblemente superior a las del Volvo, tanto en las plazas delanteras como traseras. En lo que sí coinciden ambos SUV es en tener tres asientos individuales que, además, se pueden deslizar y cuyos respaldos se pueden inclinar para adaptarse a la posición que quiera el usuario. Por otro lado, el Q7 y el XC90 también comparten la posibilidad de ofrecer una tercera fila con dos asientos adicionales, pero en este punto, es el modelo sueco el que sale vencedor, ya que el espacio es similar al del alemán, pero el acceso es mucho más fácil y dispone de elementos como portabebidas, dos tomas de ventilación del climatizador o una guantera.
El espacio para el maletero, en cambio, es muy superior en el Audi. En la versión de cinco plazas, cuenta con una capacidad de 890 litros, por los 721 litros del Volvo. Si optamos por la opción de siete plazas, con la tercera fila plegada disponemos de 770 litros y si desplegamos los asientos, el volumen se reduce a 295 litros. En el caso del XC90, ocurre lo mismo. Con la tercera fila de asientos sin usar, la capacidad es de 692 litros y con las 7 plazas disponibles, se reduce a 300 litros. Sin embargo, el SUV nórdico ofrece una rueda de repuesto, aun con la tercera fila de asientos, mientras que el alemán sólo ofrece esta opción en configuración de 5 plazas. Con 7 asientos, cuenta sólo con un kit repara-pinchazos, una solución menos práctica si pensamos circular mucho por el campo.
En cuanto al interior el Volvo XC90, pocos coches hay en el mercado que ofrezcan un grado de bienestar tan elevado. El aspecto del habitáculo es muy sobrio, algo que, por otra parte, es habitual en la casa escandinava, pero lo compensa con unos materiales de una calidad muy alta. El salpicadero muestra un diseño muy limpio y uniforme, en el que destaca la enorme pantalla del sistema multimedia de tipo Tablet, flanqueada por las salidas del aire del climatizador y, debajo, sólo nueve botones, los destinados a las funciones más básicas.
El cuadro de instrumentos es totalmente digital y ofrece toda la información posible relativa al coche e, incluso, puede proyectar diferentes funciones como el navegador o el teléfono. Quizá, lo que más destaque sean los asientos, son extremadamente cómodos, tanto en las plazas delanteras como en las traseras, y regulables eléctricamente, por lo que se puede encontrar la posición de conducción ideal de forma rápida y fácil.
Audi Q7 vs Volvo XC90 – motor y conducción
Si hablamos de motores, el Audi Q7 se puede elegir entre tres motores diésel, un 3.0 TDI con 218 o 272 caballos, o un 4.0 TDI con 435 caballos de la versión SQ7. Todas las mecánicas de gasóleo cuentan con el sistema de catalizador de reducción selectiva con AdBlue. También cuenta con un bloque de gasolina 3.0 TFSI con 333 caballos y una opción híbrida enchufable 3.0 TDI e-Tron, compuesta por un motor diésel de 258 caballos y otro eléctrico con 128 que, conjuntamente, brindan 373 caballos.
El Volvo XC90 tiene dos motores diésel y otros dos de gasolina. Las mecánicas de gasóleo son el D4, con 190 caballos, y el D5, con 235 caballos. Las de gasolina son el T5, con 254 caballos, y el T6, con 320 caballos. Al igual que su oponente, ofrece una versión híbrida T8 Twin Engine, pero en este caso, se compone de un motor de gasolina y otro eléctrico con 408 caballos. Todos los propulsores del SUV sueco tienen 2 litros de cilindrada y 4 cilindros, mientras que, en el caso del Audi, son motores V6 y de 3 litros. Y además, existe otra gran diferencia en relación el Q7, y es que no necesitan del catalizador de reducción selectiva con AdBlue para cumplir con los estándares europeos de emisiones, lo cual se traduce también en un ahorro para el bolsillo.
En cuanto a la conducción, tanto el Volvo como el Audi son dos grandes ruteros con los que viajar plácidamente sin que el cuerpo se resienta por el paso de los kilómetros. pero encontramos algunas diferencias entre ellos, la primera de todas, el confort acústico. El SUV alemán destaca por un increíble silencio de rodadura y refinamiento de marcha, gracias al extraordinario aislamiento del exterior y a un motor diésel cuyo ruido y vibraciones son prácticamente imperceptibles. No es que el Volvo sea ruidoso, ni mucho menos, pero su motor de 4 cilindros se deja sentir más, especialmente, en fases de aceleración, que el diésel de Audi de 6 cilindros.
Otro punto positivo en el Q7 es su centro de gravedad un poco más bajo que lo convierten en un coche más ágil que el XC90 cuando entramos en carreteras de curvas. Evidentemente no es este el hábitat de ninguno de los dos, pero el alemán no se muestra nada torpe, a pesar de su más de dos toneladas de peso. En este sentido, la suspensión neumática, opcional, también tiene mucho que decir, garantizando la comodidad a bordo en cualquier tipo de circunstancias.
Y si salimos al campo, también se desenvuelve con nobleza, siempre y cuando no nos metamos en terrenos demasiado exigentes. La suspensión dispone de dos modos pensados para la circulación off-road, que elevan la altura al suelo y permite superar obstáculos mayores. No es un todoterreno, eso debe quedar claro, pero la electrónica se encarga, casi como por arte de magia, de gestionar diferentes parámetros del coche para que la conducción en zonas forestales sea tan segura y cómoda como por asfalto.
El motor D5 del Volvo, pese a ser de 2 litros y 4 cilindros y aunque sus 235 caballos puedan parecer escasos para empujar una mole de más de 2 toneladas, responde muy bien, incluso cuando llevemos el XC90 muy cargado. No es especialmente ruidoso, pero no es tan refinado como el 3.0 TDI del Audi. Sorprende la capacidad de empuje que tiene a bajas vueltas que lo convierte en un motor muy capaz en las recuperaciones.
La suspensión que monta de serie resulta muy cómoda y satisfactoria. Como su rival, ofrece opcionalmente unas suspensiones neumáticas que multiplican el nivel de confort, pero es necesario pagar 2.700 euros aparte y, las que equipa de serie, filtran extraordinariamente bien los baches y se muestra firme en carreteras sinuosas y puertos de montaña, en donde, a pesar de la envergadura del coche, se muestra muy estable.
Todos los motores, tanto diésel como de gasolina, están asociados a una caja automática firmada por ZF de ocho relaciones que tiene un funcionamiento muy bueno y permite extraer todo el potencial del motor. Por su parte, el cambio Tiptronic de ocho relaciones que monta el Audi Q7 destaca por su suavidad y, sobre todo, por hacer que el motor gire a un régimen extraordinariamente bajo, incluso por debajo de las 1.000 vueltas, lo que repercute positivamente en un consumo realmente bajo, para un coche de su potencia y peso.
Audi Q7 vs Volvo XC90 – ayudas a la conducción y equipamiento tecnológico
Este es un apartado en el que resulta difícil elegir a un ganador, pues los dos modelos ofrecen un equipamiento tecnológico y sistemas de seguridad casi de ciencia ficción. También coinciden en que muchos de esos sistemas son opcionales y, por tanto, requieren rascarse el bolsillo para tenerlos.
Comenzando por el sistema multimedia, tanto el XC90 como el Q7 equipan lo último que se puede ofrecer en esta materia. En el caso del modelo sueco, la pantalla está en posición vertical y no horizontal como en el alemán y en la mayoría de alternativas. Su sistema resulta muy intuitivo y la navegación entre los menús es sencilla, con unos tiempos de carga de una página a otra muy breves. Desde la pantalla, podemos controlar infinidad de sistemas como el climatizador, el equipo de sonido, el navegador, el teléfono o los controles de asistencia a la conducción. Por otro lado, es compatible con Apple Car Play y Google Android Auto.
La pantalla del Audi, además de horizontal, es escamoteable y viene de serie en todas las versiones. Ofrece un sinfín de opciones de conectividad, tanto con Apple como con Android, responde a órdenes por voz y el navegador profesional MMI, opcional, es compatible con Google Earth y Google Maps a través de una SIM, que sirve también para conectarse a internet y proporcionar Wifi a los ocupantes. También es opcional la instrumentación digital Audi Virtual Cockpit y el Head Up Display que proyecta en el parabrisas la información más importante, como la velocidad o el lector de señales de tráfico.
Como ayudas a la conducción, podemos citar el sistema de atención, el programador de velocidad con limitador ajustable, control de crucero adaptativo, el sistema de asistencia de frenado, el asistente de tráfico cruzado o el sistema de ayuda al aparcamiento, ayudado con la cámara de visión trasera, frontal, laterales y cenital, con el que podremos aparcar el coche sin tocar el volante, incluso en aparcamientos en batería.
De Volvo es sabida su preocupación histórica por la seguridad y, como es de esperar, el XC 90 incluye toda la tecnología de última generación en esta materia. Entre los sistemas más destacados, merecen especial mención el Run-Off Road Protection, que se encarga de tensar los cinturones delanteros cuando detecta una posible salida de la calzada. Incluye un sistema de frenado automático en cruces, que detiene el coche automáticamente para evitar una colisión en la entrada en una intersección, el sistema Pilot Assist que controla autónomamente el vehículo por debajo de los 50 km/h. Dispone así mismo de una cámara con visión de 360 grados muy útil para aparcar. A su vez, con esta cámara, podemos elegir la posición que quereos ver desde la pantalla del salpicadero. Por ejemplo, podemos elegir la visión frontal para controlar mejor por dónde pasamos cuando circulamos en una superficie forestal.
Audi Q7 vs Volvo XC90 – precio y veredicto
El Volvo XC90 se ofrece en cuatro niveles de equipamiento, Kinetic, Momentum, Inscription y R-Desing, este último con un enfoque más deportivo, y parte desde 61.385 euros. por su parte, el Audi Q7 está disponible con un único nivel de equipamiento, que se puede completar con dos líneas de acabados, Sport y Desing. Su precio inicial es de 63.660 euros.
Se trata de dos SUV de grandes dimensiones y con un precio muy elevado, pero que, a cambio, ofrecen una experiencia de conducción muy gratificante y, a nivel tecnológico, es de lo mejor que se puede encontrar en el mercado. El Audi destaca por su rodar silencioso y refinado y por un maletero impresionante. El Volvo resulta más atractivo visualmente, aunque esta apreciación pertenece más al campo de la subjetividad, y aunque su interior es más sobrio que el de su rival, el grado de bienestar que se respira es inigualable.