Prueba del Opel Grandland X: un familiar aventurero

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El Opel Grandland X es un SUV compacto generalista que ha sido el último en llegar a la gama de crossover de Opel. Se sitúa como la opción más grande y familiar de la oferta de la marca alemana, sin tener en cuenta al nuevo Opel Insignia Grand Sport, y nosotros ya lo hemos descubierto en esta prueba del Opel Grandland X.

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No obstante, presenta sus credenciales ante una lista de modelos muy difícil de batir en ventas. Estamos hablando de los ya archiconocidos Nissan Qashqai, Peugeot 3008, SEAT Ateca, Hyundai Tucson, Kia Sportage o el nuevo Honda CR-V, al que conocimos en persona hace muy poco tiempo en Austria. ¿Será capaz de conseguir su objetivo? ¡Vamos a comprobarlo!

Índice de la prueba del Opel Grandland X

Prueba del Opel Grandland X: diseño

El diseño de este coche es tremendamente parecido a lo visto en los últimos lanzamientos de la firma de Rüsselsheim, como el Opel Crossland X o el renovado Opel Mokka X. Así las cosas, en esta prueba del Opel Grandland X hemos descubierto un frontal muy poderoso marcado especialmente por una firma luminosa LED muy característica y por una parrilla frontal muy llamativa por sus dimensiones.

Las luces diurnas con tecnología LED tienen una forma de “L” invertida y en la calandra destaca la inclusión del logo de la marca y de dos lamas cromadas al lado de esta insignia en disposición horizontal. Si echamos la vista hacia abajo nos encontramos con algunos añadidos plásticos que también incluyen cromados y con unas protecciones en los bajos terminadas en aluminio cepillado.

Llantas de aleación del Opel Grandland X 2018

De todas formas, en la parte más baja del vehículo continúa habiendo plástico negro precisamente para evitar que la parte metálica siga luciendo impoluta y sin arañazos. Este plástico se extiende a través de todos los bajos de la carrocería, incluyendo unos pasos de rueda que, a pesar de que no sobresalen tanto ni están tan marcados en comparación con otros SUV modernos, sí que son bastante grandes.

Y es que se encargan de albergar, en el caso de nuestra prueba del Opel Grandland X, unas llantas de aleación bicolor de cinco radios dobles con un diámetro de 18 pulgadas. Lo cierto es que la combinación entre tonos metálicos y negro brillante le sientan de maravilla. El perfil, por su parte, cuenta con un aspecto dinámico gracias al techo negro, que contrasta con el blanco del resto del coche y ofrece una sensación de techo flotante.

Lo cierto es que en esta prueba del Opel Grandland X el coche tiene una caída del techo normalizada, nada de optar por soluciones que le hagan parecer un SUV coupé. Aun así, las formas del pilar C, que está tumbado y no llega a conectar visualmente con el techo, le dan un aire muy atractivo. A esto último contribuye también un pequeño spoiler situado sobre la luneta que ya se deja ver en el lateral de esta prueba del Opel Grandland X.

Para terminar con el apartado del diseño exterior de la prueba del Opel Grandland X, el portón trasero dispone de unas formas muy limpias que se ven interrumpidas tan solo por el logo de Opel en el centro y las denominaciones del modelo. Los faros tienen un aspecto afilado y son bastante grandes. Se encuentran tumbados y, en gran parte, se adentran en el portón. Un detalle que nos ha gustado mucho y que añade agresividad a primera vista es la línea blanca que recorre los pilotos (que son rojos) de lado a lado.

Asientos delanteros del Opel Grandland X

Prueba del Opel Grandland X: interior

El habitáculo de la prueba del Opel Grandland X es uno de los puntos clave a analizar, ya que a pesar de que este alemán tiene un aspecto de crossover o todoterreno, su funcionalidad le hace evidenciar un marcado carácter familiar. De hecho, en nuestra opinión, su espacio interior es una de las bazas que más fuerte le hacen con respecto a su competencia, pues por dentro es sencillamente enorme.

Además, no es solo que sea grande, sino que cuenta con un arsenal de tecnología que vale para hacerte la vida más fácil tanto en lo que se refiere a la seguridad activa como en lo relativo a la comodidad. De esta forma, cuenta igualmente con algunos sistemas de seguridad activa así como con elementos que aumentan el confort, como la conexión Wi-Fi o los asientos calefactables… y ventilados (algo que muy pocos coches tienen). Eso sí, con la ventilación de los asientos conectada el ruido en el habitáculo es un poco molesto.

Nada más abrir la puerta durante esta prueba del Opel Grandland X descubrimos un interior lleno de materiales de calidad, conformes al nivel de equipamiento Excellence, el más alto de la gama en el momento de nuestra prueba del Opel Grandland X (actualmente los equipamientos y motores han sufrido modificaciones debido a las nuevas leyes anticontaminación y a la próxima vigencia del ciclo de homologación WLTP).

La mayoría de zonas están revestidas en un cuero de una calidad muy buena, aunque no es tan llamativo como el de los asientos tope de gama del Opel Insignia Grand Sport. Además, tanto el salpicadero como los demás lugares del habitáculo ofrecen, por regla general, unos materiales con un tacto esponjoso y agradable. Solo en parte de la consola central incluye plásticos duros a la vista y al tacto, aunque los ajustes parecen sólidos y que aguantarán bien a lo largo de los años sin grillos y/o desajustes.

Pantalla del Opel Grandland X

La pantalla táctil del Opel Grandland X es de 8 pulgadas, y es la misma utilizada en el resto de modelos de la marca alemana. Ofrece un tacto y una rapidez para situarse, si no como la mejor, como una de las mejores de todo el mercado, incluso ligeramente por encima de las utilizadas en el Grupo Volkswagen. De la misma manera, los gráficos son muy claros y moverse por los menús es fácil e intuitivo. ¡Ah! Y puedes conectar tu teléfono móvil gracias a los sistemas Android Auto y Apple CarPlay.

En general no nos ha costado encontrarnos cómodos en esta prueba del Opel Grandland X, en lo que se refiere a su interior. Y dada su orientación a un uso familiar, la cabina está llena de huecos para poder guardar todo tipo de objetos, tanto en las puertas como en el reposabrazos, en la guantera, delante del cambio de marchas o en la parte trasera de los respaldos de los asientos de delante.

Las plazas de detrás son grandísimas y tres adultos caben incluso con comodidad. El túnel de transmisión no molesta para que el ocupante central coloque los pies, y tanto el espacio para las piernas como la amplitud para evitar que la cabeza choque con el techo son muy buenos. De hecho, habría que encontrar a una persona que rondase los dos metros para tener problemas en este sentido.

Acabando con el análisis de su interior, el maletero del Opel Grandland X tiene una capacidad que llega hasta los 514 litros, una cifra más que suficiente para casi cualquier uso. La pena es que la banqueta trasera de asientos no es regulable en longitud, por lo que la única forma de ganarle espacio al maletero es abatiendo las plazas de atrás en una disposición de 60/40. En ese caso, la capacidad del maletero crece hasta los 1.652 litros.

Prueba del Opel Grandland X: comportamiento y motor

Comenzando por la visibilidad de esta prueba del Opel Grandland X, es prácticamente perfecta. El beneficio que le aporta tener unas formas convencionales en su exterior repercute, además de en el espacio interior, en una superficie acristalada superior a la media, lo que permite ver muy bien. Además, los espejos retrovisores exteriores son muy grandes y también abarcan un gran campo de visión.

Los asientos son muy cómodos y, como hemos comentado, son calefactables y ventilados en esta versión Excellence. Lo malo es que no recogen el cuerpo muy bien en las curvas, y debido a su público objetivo, la suspensión cuenta con un tarado más bien tirando a blando. Y esto, ¿qué significa? Pues que la carrocería balancea más de lo deseable en las curvas… y el cuerpo se mueve en los asientos. Eso sí, en marcha es comodísimo.

El tacto de la dirección de esta prueba del Opel Grandland X es otra de esas cosas en las que se nota que este SUV alemán no tiene un enfoque precisamente deportiva. No es muy precisa ni directa, y en combinación con los amortiguadores y con la altura del vehículo hacen que los cambios de apoyo en curva no sean lo más recomendable para el uso del Opel Grandland X. Es decir, se siente mucho más cómodo dentro de la ciudad o en autopista.

El cambio automático es de tipo convertidor de par y tiene ocho velocidades. No permite cambiar de manera secuencial ni con levas, ni a través del propio pomo. Y algo que nos ha llamado mucho la atención es el recorrido de la propia palanca, ya que está escalonado como en los cambios automáticos de los años 90 o de principios de los 2000. En cualquier caso, funciona bien. No es muy rápido, pero es suave y para una conducción tranquila funciona muy bien.

Asientos traseros del Opel Grandland X

En lo referente al motor, el propulsor turbodiésel CDTi de 1.6 litros con 120 CV ofrece unas prestaciones más bien justitas. Además, resulta algo ruidoso a altas vueltas. Registra una aceleración de 0 a 100 km/h en 12,2 segundos y alcanza una velocidad máxima de 185 km/h. No obstante, cuando se pisa a fondo el acelerador y entra en escena el kick down, el cambio baja varias marchas de golpe y le da algo más de alegría al conjunto.

Por último, el consumo de carburante en ciclo combinado está establecido en 4,3 l/100km. La realidad es que con una conducción normal ronda los 6 l/100km, algo más de litro y medio por encima de la cifra homologada. De todas formas, no se trata de un valor demasiado alto si tenemos en cuenta que la unidad de esta prueba del Opel Grandland X pesa casi 1.400 kg, un número que sin ser muy elevado tampoco conviene pasar por alto.

Prueba del Opel Grandland X: 4×4

Durante esta prueba del Opel Grandland X hemos tenido la oportunidad de disfrutar de sus aptitudes offroad. En combinación con este motor, la tracción es solamente delantera, lo que reduce su capacidad para circular fuera del asfalto. Aun así, y aunque no es un coche pensado para ello, no se defiende mal gracias a una altura libre con respecto al suelo de casi 19 cm. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que su puesta a punto está enfocada a un uso casi eminentemente urbano.

Lateral del Opel Grandland X 2018

Prueba del Opel Grandland X: motores y acabados

En el momento de nuestra prueba del Opel Grandland X este motor estaba completamente vigente, pero ya se ha dejado de comercializar por lo que hemos comentado acerca del nuevo ciclo de homologación de emisiones contaminantes y consumo WLTP. Así las cosas, ahora mismo el Opel Grandland X se puede escoger con un motor de gasolina turboalimentado de 1.2 litros y 130 CV; y con otros dos propulsores turbodiésel, uno con un bloque 1.5 CDTi y 130 CV, y el otro con una mecánica 2.0 CDTi con 180 CV de potencia.

Las dos únicas alternativas que se pueden escoger con cambio automático son las dos de gasóleo, mientras que por el momento no se ofrece tracción a las cuatro ruedas. Los niveles de equipamiento se dividen en tres, como son el Selective, el Excellence y el Ultimate (nuestra unidad corresponde al acabado Excellence, aunque el equipamiento ha cambiado con la última actualización).

Cualquiera de ellos incluye en su dotación inicial elementos como un asistente de arranque en pendiente, aire acondicionado con salidas en las plazas traseras, ISOFIX, Bluetooth, un control de velocidad, un avisador de cambio involuntario de carril, una radio IntelliLink con conectividad Android Auto y Apple CarPlay, unas llantas de aleación de 17 pulgadas, Wi-Fi, una pantalla táctil de 7 pulgadas, una llamada de emergencia SOS, un lector de señales de tráfico o unas luces diurnas de tipo LED.

Prueba del Opel Grandland X: conclusión

Comprobado: en esta prueba del Opel Grandland X nos hemos dado cuenta de que se trata de un coche perfecto para un uso familiar. Ante todo, destaca su gran espacio interior, con cinco plazas muy reales y un maletero en el que cabe el equipaje de todos sus ocupantes, y una dotación tecnológica en confort y en seguridad que pocos ofrecen a su precio. Además, con la última actualización el equipamiento de serie es realmente completo.

Maletero del Opel Grandland X 2018

Por el contrario, su gama de motorizaciones es poco amplia, con una única opción de gasolina y dos diésel. De la misma forma, sorprende que mientras la mayoría de sus rivales lo ofrecen, no se pueda combinar el cambio automático con la mecánica de gasolina… ni con una tracción a las cuatro ruedas sea cual sea el motor. Ya tiene Opel una tarea pendiente para el próximo lavado de cara.

Prueba del Opel Grandland X: puntos positivos y negativos

+ Espacio interior y visibilidad

+ Tecnología y sistema de infoentretenimiento

+ Equipamiento de serie

– Mejor con más potencia

– No hay versión 4×4

– Ruido de la ventilación de los asientos

Nota Carnovo: 7,5.

Interior del Opel Grandland X 2018