El Ford Kuga es un muy buen coche: cómodo, de calidad, fácil de conducir y con una tecnología digna de elogio. Además, ofrece todo ello a un precio que en ningún caso es demasiado elevado. Como “pega”, sus motores ofrecen un rendimiento mejorable en cuanto a prestaciones y consumo, lo que nos lleva a decantarnos irremediablemente por los diésel más potentes.
Hay que tener en cuenta también que lucha en un segmento especialmente competido, como es el de los SUV generalistas de tamaño compacto, en donde está el Nissan Qashqai, rey indiscutible de la categoría, así como una serie de fieles “escuderos”, como son el Peugeot 3008, el Renault Kadjar, el Hyundai Tucson… y el propio Ford Kuga.
En resumen, el Kuga cumple su misión de manera digna, ofreciendo asimismo opciones con cambio automático y tracción a las cuatro ruedas en la mayoría de sus versiones. Cabe destacar el acabado Vignale, con un nivel de lujo fuera del alcance de todos sus contendientes y solamente igualable a variantes equipadas de fabricantes de mayor altura, como Mercedes-Benz, BMW o Audi.